Erika no podía estar más ilusionada. Conservaba en su cuarto una serie de hojas en las que contabilizaba los días que llevaba en aquel nuevo mundo, como si de un calendario se tratase; y, según sus equivalencias, ¡se acercaba la Pascua! En el colegio siempre lo celebraban buscando y pintando huevos, organizando una merienda, actuaciones... y debido a que una ola de calma se apoderó, por una vez, del Cuartel General, la pequeña humana aprovechó para atormentar a Miiko con su idea de organizar un evento en el Cuartel.
-¡Miiko!
La kitsune se frotó la sien con los dedos, con el ceño fruncido y a la espera de saber qué se le habría pasado a esa maldita pesada humana por la cabeza.
-¿Qué quieres?
-En mi mundo...
-No. Ya tuvimos bastante cuando le hablase a Ezarel del Día de los Inocentes.
-¡Pero si aún no te he dicho nada!
-Bueno -suspiró-. Tienes dos minutos. Tengo una siesta pendiente que no se va a echar sola -al observar la mirada de incredulidad de Erika, la jefa de la Guardia puso los ojos en blanco.-¿Qué? Tengo que aprovechar que estamos libres de conflictos.
-¡Por eso mismo! Mira, escucha mi idea. En mi mundo por estas fechas celebramos la Pascua. Es una fiesta religiosa, pero no tiene importancia, podemos quedarnos con la fiesta en sí. En mi colegio se pintaban huevos y luego se escondían para hacer como una especie de búsqueda del tesoro, y quien encontrase más huevos ganaba un premio. Así que podíamos hacer como una fiesta, con actuaciones, la búsqueda de huevos...
-Bueno, sí que estaría bien para relajar a los civiles, pero no me apetece ponerme a organizar nada...
Tras prometerle que ella se encargaría de organizarlo todo y, más importante, que habría comida y que prepararía esas palomitas que tanto le gustan, Miiko accedió sin pensárselo dos veces. La Pascua llegaba al Cuartel General.
Empezó a deambular por todo el Cuartel buscando a la gente para hacer una reunión en la Sala de las Puertas, y deseó como nunca tener un megáfono para llamar a todo el mundo y no gastar así sus preciados maanas. A la pobre no le pagaban demasiado bien, después de todo, y los Purrekos eran unos mafiosos chanchulleros demasiado capitalistas con el mercado.
Un tiempo después, la faelienne ya estaba subida a una caja de madera en la Sala de las Puertas con todo el mundo presente preguntándose si se había dado un golpe en la cabeza qué pasaba, y antes de que empezase a cundir el pánico por si se trataba de otro anuncio de otro fracaso más de la Guardia, relató sus intenciones de organizar una fiesta y los amenazó un poquito para que no protestasen. Ezarel gritó horrorizado cuando dijo que se comería su miel importada.
-¡Bien! Trabajaréis por parejas, yo asignaré vuestra tarea y vuestros compañeros serán elegidos al azar -señaló la caja sobre la que estaba subida y la abrió-. Aquí están vuestros nombres. Sacaré dos papeles y los anunciaré. Después, cuando haya anunciado las parejas, venid a verme para que os diga cuál será vuestra ocupación. Ewëlein está exenta por su trabajo en la enfermería.
La Sala estaba dividida en palabras de entusiasmo y gruñidos de desinterés y desgana, pero pronto la buena energía se fue contagiando.
-(..) Valkyon e Ykhar. Alajéa y Ezarel. Leiftan y Chrome. Nevra y Kero. Y, por último, yo con... Karenn.
Rápidamente todo el mundo se puso a trabajar cuando Erika asignó las tareas de cada grupo.
Los días fueron pasando y el evento se acercaba. Karuto estaba probando nuevas recetas con los alimentos cultivados en Eldarya para hacer unos aperitivos, y consiguió hacer una especie de nubes de gominola. Ykhar y Valkyon se encargaron de hacer carteles y divulgar la noticia. Nevra y Kero trataron de hacer un pacto con los Purrekos para que no los arruinasen, pues querían comprar el premio del ganador de la búsqueda del huevo, pero no hubo mucha suerte y agotaron todos sus maanas, de modo que se quedaron atrapados en el Quiosco Central y no pudieron avanzar más hasta que utilizaron un code. A Alajéa misteriosamente se le había caído un huevo en la cabeza, así que los reemplazaron por huevos hechos con el mejunje Art-attack eldaryano: leche de moogliz y papel. Por primera vez desde que llegó a Eldarya, la Guardia estaba bien organizada para realizar algo. Mientras Erika se planteaba dar un golpe de Estado y volverse la emperatriz de Eldarya, Karenn gracias a Dios la interrumpió con una sonrisa que no implicaba nada bueno.
-Admítelo, desearías formar equipo con él -Karenn le guiñó un ojo.
-¿Con quién?
-Pues con Ezarel. ¿No estabas haciendo su ruta?
-Ah, sí... -la faelienne sonrió avergonzada- pero creo que está enfadado conmigo porque su pareja es Alajéa. Sabes que la odia.
-Bueno... ¡yo te ayudaré! Tranquila, me las ingeniaré para organizaros algo durante la fiesta, ¿vale?
Y con estas palabras, la guardiana se puso tan feliz que incluso alimentó a su familiar. El pobre ya la odiaba tanto que incluso robó uno de los huevos del festival para meterse dentro y fingir que era un familiar sin eclosionar, pero no le funcionó demasiado bien.
Antes de que todos se dieran cuenta, había llegado el día de la fiesta. Mery, Milo y los demás niños del refugio estaban extremadamente entusiasmados con el festival; después de todo, les había librado de tener que asistir a sus clases de Historia de Eldarya.
Miiko, por otro lado, tenía las mejillas tan llenas de una comida llamada pizza que Erika había enseñado a Karuto, que parecía una ardilla. Nunca antes había estado tan agradecida de no haber dado de comer a Erika a los cocodrilos mágicos haber aceptado a la humana en la Guardia.
Para Nevra, era la ocasión perfecta de ligar con las chicas, y para Valkyon la de llevar a su querida Floppy a una fiesta para que jugase como los demás niños. Erika hizo como que no vio nada cuando vio a Valkyon inscribiendo a su rata inmunda familiar en uno de los concursos para los niños del refugio.
Los únicos que no estaba disfrutando realmente de la fiesta, eran Leiftan y Ezarel. Leiftan había tratado de llamar la atención de Erika, pero ésta estaba tan ocupada dando vueltas por ahí para hablar con medio C.G., que no quiso seguirla y malgastar sus maanas. Estaba ahorrando para comprarse otro feo y hortera atuendo nuevo.
A Ezarel le ocurría algo similar. La faelienne le alegraba realmente y se habían hecho muy buenos amigos, e incluso la quería un poco, pero jamás admitiría eso. Pero por lo que estaba tan mal era porque aún estaba estresado por lo horrible que había sido trabajar con esa sirena falsa de mierda Alajéa y, lo peor de todo... Que Miiko se había comido el último sándwich de miel. No le dio tiempo a ponerse a maldecir a la kitsune en élfico antes de que cierta vampiresa se plantara ante él.
-Qué quieres de mí.
-Vamos, a mí no me engañas -sonrió Karenn-. Sé que Erika te gusta.
-¿Y qué? -el elfo se ruborizó, y ante aquella situación le entraron ganas de clavarle una estaca a la vampiresa.
-Que os he preparado una cita porque sois un par de tontos. Pero antes, te he traído un aguamiel para que te relajes.
Ezarel aceptó la bebida y Karenn sonrió para sí misma. Se había fijado en que Leiftan le hacía demasiados ojitos a su amiga humana, así que preparó una poción de alejamiento, para que se enfadara con ella por unas horas y la dejase en paz durante la cita con el elfo; por otro lado, ya que estaba... preparó otra para Ezarel para que actuase románticamente con su amiga. El jefe de la Absenta podía ser agradable, pero le costaba, y Karenn quería que su amiga tuviese una gran cita. Últimamente la humana estaba muy triste porque en Eldarya no tenía algo que ella llamaba "Netflix", y quería animarla.
Mientras, en la fiesta, el Owlett de Erika salió de su huevo robado para disfrutar de la fiesta, aprovechando que su inepta dueña lo había alimentado y tenía energía. Lo único que quería era beber para olvidar, así que se tomó la libertad de tomar prestadas algunas bebidas para beber mientras observaba la búsqueda de huevos. Erika había formado equipo con Nevra, y éste último ya le había tocado el culo cuatro veces, todo bajo la atenta mirada de Leiftan, quien estaba a punto de ir a buscar un arco y flechas.
-¡Tengo hambre! -exclamó Alajéa- ¿Por qué no reponen la comida? Se está acabando y Miiko no hace esfuerzos en no comérselo todo.
-Karuto está ocupado... -el pobre Kero se sonrojó ante los impertinentes comentarios de la sirena.
Ambos se volvieron para ojear a Karuto, quien estaba sentado en una esquina del jardín con unos lápices de colores que había robado a los niños. Estaba escribiendo algo.
-Así que por eso lloraban los niños del concurso de colorear...
-Ykhar, deberíamos hablar con él.
-¡No sé! Kero, es que está... parece que le está escribiendo una carta de amor a Feng Zifu. Me da lástima...
Erika fue rápidamente al Cerezo centenario, donde Karenn le había preparado una mesa con los dulces favoritos del elfo. Estaba muy contenta por tener una cita con él, pero iban a anunciar a la pareja ganadora de la búsqueda de huevos y aún no aparecía. Estaba ya bebiendo demasiada aguamiel y pensando en darse a la bebida y organizar su golpe de Estado cuando una jadeante vampiresa corrió hacia ella con Ezarel detrás, persiguiéndola.
-¡Erika! ¡Tenemos un problema! Tu familiar se ha bebido la poción romántica que quería darle a Ezarel y ahora está tratando de frotarse contra el escote de Alajéa... Y Ezarel se ha bebido la que quise darle a Leiftan además de una romántica que preparé de más. No sé cómo ha pasado esto...
Sin creer lo que estaba pasando, la faelienne estaba a punto de desmayarse cuando el elfo se plantó delante de ella con el ceño fruncido y un ramo de flores.
-¡Toma! Estás preciosa esta noche, tus ojos brillan como la luna. Ulmaria, que significa inutilidad; geranios, que significan estupidez, y un lirio naranja, que significa odio. ¡Estúpida humana, sólo sirves para abandonarte en el bosque! Me encanta tu sonrisa.
-Bueno -sonrió Erika-. No ha fracasado tanto el plan, porque está como siempre.
-No -añadió Karenn-. Normalmente no te compraría flores, pero igual una planta carnívora sí.
Y así, con el elfo teniendo más doble personalidad que nunca, con Miiko engordando veintisiete kilos, con Alajéa negándose a cuidar familiares en los próximos cinco años, y con Leiftan en la madre-zone, la fiesta de Pascua había terminado. Y todos fueron felices y no comieron nada porque Karuto estaba ocupado escribiendo yaoi para su amado Feng Zifu. ¡Fin!